Los Principios como Aliados

Los concibo como jueces que actúan desde la sombra lanzando veredictos a favor o en contra sobre nuestra forma de comportarnos. Condicionan o debieran condicionar nuestra escala de valores, aunque, la realidad nos alerta de que no siempre los tenemos en cuenta como debiéramos hacer.

En una conversación que mantuve con el Barquero, ese personaje que nació en uno de mis libros como un actor secundario y, con el tiempo, se ha convertido en algo así como un «alter ego».

Hablaba con él sobre los Principios con mayúscula y le decía que me resultaba fascinante que los seres humanos pensáramos en ellos con mayor intensidad durante épocas como el fin de año, como si hicieran un esfuerzo por renacer.

Él me contestó.

¿Qué ocurre con los Principios durante el resto del año?

¿Qué ocurre cuando nos alejamos de ellos?

¿Es entonces el momento en que corregimos nuestras conductas?

Somos complicados los humanos.

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Respuestas a “Los Principios como Aliados”

  1. Jaime Ros Felip

    Gracias Teresa y creo que voy a aprovechar un par de entradas más para seguir profundizando aunque sólo sea un poco. Un fuerte abrazo

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  2. RASERO, Teresa

    Que cierto lo que escribes Jaime!.
    Mis mejores deseos para ti en estas Navidades y para el 2013.
    Un abrazo. Teresa

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  3. Jaime Ros Felip

    Magnífica reflexión, Gonzalo

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  4. Jaime Ros Felip

    Estoy de acuerdo. Necesitamos eso que apuntas para recuperar la fortaleza perdida de los valores.
    Por cierto, a veces, la huida sí es la respuesta. Pero hay que ser valiente para aceptarla entonces.

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  5. Marta Varo

    Me ha gustado mucho esta reflexión sobre los principios.
    La disociación cognitiva, enmascarada como» excusas» para sentirnos mejor y justificar acciones con las que no nos sentimos cómodos u orgullosos,va in » crescendo» hoy en día.
    Necesitaríamos mas objetividad, análisis interior y sinceridad con nosotros mismos para poder superarla y crecer hacia adelante.
    Como dice una canción: La respuesta no es la huida…

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  6. Gonzalo Nadal

    Ya dejaba claro Groucho que «estos son mis principios, si no le gustan tengo otros».

    El problema acerca de los principios radica en hasta donde somos capaces de defenderlos. Una vez que no lo hacemos, como comentas barquero, aparece la disociación cognitiva y a partir de ahí dos vías:

    – La temporal: justifico el por qué actúo en contra de mis principios: la crisis, es lo que espera mi jefe o cliente, tengo miedo o me lo han mandado. Sobre este último punto podemos ver hasta que punto olvidamos los principios cuando seguimos órdenes ya que podemos justificar que no somos los responsables hasta límites insospechados como se ve en los experimentos de Milgram.

    – La definitiva: como la disociación cognitiva no se puede mantener en el tiempo nos sucede lo que decían nuestras madres y abuelas: «actúa como piensas o acabarás pensando como actúas». Pues efectivamente, pasamos a cambiar nuestros principios para ajustarlos a nuestras acciones y romper esa disociación.

    Lo que parece claro es que actualmente y más acentuado con la crisis, los principios no son tan firmes como antes, pero la buena noticia es que sólo dependen de cada uno.

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