1. La Caja Negra: Modelos

Sorprende con qué frecuencia se rechazan profesionalmente los modelos, las sistemáticas, los procedimientos,… Tanto es así que en prácticamente todos los proyectos que hago, tengo que incluir metodologías dirigidas a facilitar la implantación de nuevas formas de hacer.

Una cosa es el diagnóstico y el diseño, que por supuesto hay que hacerlos bien, pero otra muy distinta es la implantación de un modelo.



Temor ante las consecuencias del modelo

Es cierto, la incorporación de un modelo en el escenario de un profesional suele provocar una infinidad de «temores». ¿Podríamos clasificarlos?

  • Pérdida de contribución actual: pienso que en mi situación actual tengo un reconocimiento a mi aportación por parte de la organización que puede perderse con la nueva forma de hacer impulsada por el modelo.
  • Desconocimiento de cómo realizar la implantación: no sé cómo abordar la implantación del modelo y el cambio en la forma de actuar lo cual me genera la sensación de riesgo de fracaso.
  • Percepción de falta de medios ante la nueva exigencia: creo que me piden algo que no voy a poder hacer por no tener disponibilidad ni recursos.
  • Riesgo de fracaso ante el nuevo escenario: no me siento preparado ante las exigencias profesionales derivadas de la nueva forma de hacer.
  • Rechazo a la modificación de formas de hacer: me siento cómodo tal y como actúo ahora y no estoy dispuesto a realizar un esfuerzo concreto para cambiarlo porque me perjudicaría.
  • Descubrimiento de prácticas inadecuadas: soy consciente de que el nuevo modelo puede poner sobre la mesa errores míos que en estos momentos pasan desapercibidos.
  • Pérdida de estatus: la nueva forma de hacer puede suponer una oportunidad para que otros destaquen más que yo.

Todas ellas las he visto con mayor o menor frecuencia en nuestros proyectos. Es curioso lo importante que es tener todo esto en cuenta antes de iniciar un proyecto para poder poner en juego estrategias que ayuden a controlar y a reducir el riesgo derivado de estos «temores».



Escepticismo por malas experiencias previas

En este segundo tipo de causas, al menos en parte, el problema viene de la organización y no de la persona. Es cierto que la causa inicial es una experiencia de fracaso o de inadecuación en la implantación de un modelo concreto; pero también es cierto que quien interpreta eso es la persona y puede hacerlo de manera errónea.

Según esto, habrá que tener en cuenta estos dos aspectos en cualquier proyecto y ser consciente de que podemos encontrarnos con varias situaciones.

  • El modelo se definió de forma incorrecta ya sea por objetivos inadecuados, por métodos de implantación erróneos, por una mala sistemática de comunicación interna, por no contar con los actores que debían participar, por asociar herramientas ineficaces…
  • Hubo personas que instrumentalizaron el modelo para finalidades inadecuadas desvirtuando así los objetivos del modelo a lo largo de su implantación
  • Se tuvo que paralizar la implantación del modelo por motivos concretos lo cual generó la percepción de pérdida de inversión, de esfuerzo no recompensado…
  • A lo largo de la implantación, el modelo dejó de ser vehículo para conseguir objetivos y se convirtió en objetivo en sí mismo transformando el esfuerzo en un conjunto de actividades burocratizadas que no aportaban valor.

Si se tuvieran en cuenta todos estos elementos en el momento en que se crea un nuevo modelo, ¡¡se evitarían muchos problemas a futuro!!

Dejo un link con el que se puede acceder a una publicación de hace tiempo con la que empezamos a compartir el modelo que, con los años, se ha convertido en la referencia clave de todos los proyectos en los que intervengo.

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