Las expectativas del grupo no eran muy altas. La mayor parte de ellos se consideraban suficientemente preparados para realizar con éxito esa presentación. Pero a medida que trabajábamos, fueron animándose y vieron un buen número de oportunidades en aquello que estaba compartiendo con ellos.
- Danos más trucos como éste – Comentaron algunos.
- Pensad más en el modelo de comunicación del que se deducen los trucos ya que si sólo os fijáis en éstos, os perdéis grandes oportunidades – Afirmé.
- Ya, pero es mucho más fácil pensar en un truco que en el esfuerzo que tiene adquirir y familiarizarnos con un modelo.
- ¿Vosotros qué queréis conseguir? Debierais aclararos este punto.
Son muchas las situaciones en las que me encuentro con actitudes similares a ésta.
En formación y entrenamiento, especialmente en lo relativo a competencias profesionales, no es muy frecuente encontrar a personas que no sólo se interesen por modelos sino que se comprometan a integrarlos en su forma de hacer. Habitualmente, se quedan en los cuatro trucos o técnicas que les han sorprendido y con ellas, consideran que ya han completado su preparación.
Algunos van más allá, los pocos, y se esfuerzan en hacerse con el modelo que permite identificar, elegir y aplicar con éxito las técnicas asociadas al entrenamiento. Pero éstos tienen que esforzarse. Deben adquirir un compromiso personal y firme que mantenga el propósito de adquirir el modelo en un periodo de tiempo habitualmente largo.
Estos últimos son los que consiguen convertir el modelo en herramientas reales de trabajo e invariablemente, son los que alcanzan mayor desarrollo profesional.
¿Por qué cuesta tanto?
Si nos diéramos cuenta real de lo que perdemos con ello, quizá el esfuerzo lo interpretaríamos como algo positivo y necesario.

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