La tolerancia no nos hace débiles, al contrario, muestra la fortaleza de nuestras convicciones

El ejercicio de ser tolerante exige de la fortaleza de ser capaz de aceptar al otro. La tolerancia bien entendida supone una elevada capacidad de enfrentarnos a la diversidad que tenemos frente a nosotros. La mal entendida es, en realidad, un acto de permisividad peligrosa

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