Nos dejamos llevar por los titulares y planteamos decisiones con poca base
Esta frase la pronunció ayer la directora de negocio de un nuevo cliente. Analizábamos un programa que nació de la idea de «hacer algo para animar a los equipos» y que fue tomando forma hasta convertirse en algo que debía «implicar, responsabilizar y movilizar contribución en los equipos de negocio».
Este cambio de idea sirve para hacerse idea del recorrido que fue viviendo la iniciativa. De hecho, quien pronunció la frase que encabeza este post, mostró cierto escepticismo ante lo que en un principio, le proponía RRHH para «animar a sus equipos«.
La propuesta inicial era llamativa, atractiva e impactante.
Es cierto. Cuando nos llamaron para que aportáramos nuestra opinión y planteáramos alternativas, nos encontramos con un claro malestar en RRHH porque consideraban que habían planteado una «muy buena propuesta» que no estaba siendo entendida por la dirección de negocio. La revisamos con ellos y comprobamos que estaba magníficamente diseñada, incorporaba títulos y slogans sugerentes, hablaba del éxito que se conseguiría con el programa e integraba diferentes canales de comunicación que la ubicaban en el «top de las propuestas digitales».
Reconozco que hubo un momento en el que pensé que dar nuestra opinión, sería el desencadenante de que nos descartaran como posibles proveedores; pero tuvimos que hacerlo. Habían creado una apariencia excelente aunque desvinculada de un contenido coherente con la realidad de los equipos y la exigencia de negocio de la dirección.
La propuesta final aprovechó la apariencia y la dotó de contenido
No trabajamos tal cual solemos hacer porque debíamos tomar en seria consideración el planteamiento por el que apostaba RRHH. Protegimos este planteamiento y lo fuimos dotando de base, se consistencia, anclándolo en aspectos menos atractivos aunque vinculados en los objetivos de negocio, sus procesos, la realidad de los equipos, los recursos, medios,…
Llegó el momento de la presentación a la dirección de negocio. Ayer mismo. Se notó cierta tensión en la sala al inicio, pero los mensajes fueron encajando y recibiendo paso a paso, la aprobación de la directora de negocio quien, al terminar, pronunció aquella frase.
Percibo un incremento en la exigencia de que los programas estén dotados no sólo de apariencia, sino también, de contenidos anclados a la realidad, que tracen una evolución de consecuencias clara y medible.
Brindo por ello.
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