Parece que vivimos una epidemia de coaching.
En una conversación de café con un profesional de RRHH, se alargó el tiempo de charla porque abordamos un tema no previsto. Él me contó la experiencia que habían tenido en su organización sobre un grupo de profesionales a los que se les integró en un programa de coaching ejecutivo. En buena parte de ellos, el resultado fue muy satisfactorio, según sus palabras, pero en dos de ellos el tema no funcionó.
- Quizá lo que necesitaban éstos no era un programa de coaching – me atreví a comentar.
- ¿No crees en lo que puede aportar el coaching? – no sé por qué hizo esta pregunta, quizá mi gesto le hizo suponer que no creía en estos programas, por lo que tuve que aclararlo.
No se trata de creer o no creer. El coaching es una metodología de interacción en la que se siguen determinadas reglas y estrategias concretas. Bien utilizado y aplicado en las circunstancias adecuadas, por supuesto que puede aportar valor. De hecho, según has dicho, en la mayor parte de los casos de vuestro programa, ha dado buenos resultados, ¿no?
- Así es.
- Siendo esto cierto, existen otras metodologías, quizá menos populares, que también tienen su momento y alcance. Quizá las dos personas en las que el programa no funcionó, podría hacerlo otro tipo de intervención.
Estaba claro que iba a preguntarme sobre ese tipo de metodologías.
Eso provocó que se alargara nuestro tiempo de café. Le hablé de las tutelas, sí de las tutelas profesionales en las que el tutor aporta criterio para provocar la reinterpretación de la posición profesional, condiciona la disposición redirigiéndola hacia prioridades a corto, medio y largo plazo, aporta herramientas para dar autonomía en la autovaloración de perfil, rendimiento y contribución y crea con el tutelado un recorrido de trabajo que es el que termina poniéndole título al programa: Tutela de desarrollo, tutela de talento, tutela ejecutiva, tutela directiva, etc.
- Pero todo esto supone una intervención muy directa por parte del tutor, ¿no?
- Claro que sí. En este tipo de programa, el tutor se convierte en asesor profesional y no busca el autodescubrimiento, sino que ayuda a reajustar el criterio con el que el profesional interpreta su puesto y su aportación, comparte herramientas para promover lo que ya te he comentado (perfil, rendimiento,…), hasta trazar un plan en el que se inicia con un recorrido condicionado previamente por la propia tutela.
- ¿Piensas que se abusa del coaching?
- Sinceramente creo que a veces se contrata por el título de un programa sin cuestionarse el tipo de metodología que exige una situación concreta. Tan malo es optar por el coaching cuando debiera optarse por una tutela, como lo contrario.
- Un amigo mío me dijo que había epidemia de coaching.
- En este mundo organizativo, ¡vivimos muchos tipos de epidemias!
Soy un firme defensor de que las personas que son capaces de hacerse las preguntas adecuadas, son las más interesantes y de las que más se aprende.