Si lo desaprovechas, pierdes mucho más de un minuto.
En una de las sesiones de comunica y mueve, uno de los profesionales que participaba en el entrenamiento, me trasladó su sorpresa por una frase que pronuncié prácticamente al empezar:
- Todos vosotros manejáis situaciones de interacción con otras personas en las que intentáis negociar, vender, gestionar equipos, implantar cambios, etc. Una de las claves que os ayudan a tener éxito o a perderlo, es qué hacéis en el primer minuto de la comunicación.
El participante se extrañó de esta afirmación y me dijo que si bien podía ser interesante hacer un buen inicio, pensaba que lo importante no estaba ahí, sino en el resto de la comunicación.
Le respondí que en una situación de comunicación todo es importante porque si algo no lo es, mejor evitarlo; pero que el inicio tiene una serie de «jueces» que nos van a dar veredictos a favor o en contra y que según sean estos veredictos, nuestra probabilidad de tener éxito estará muy condicionada.
- Cuando inicias una comunicación -le comenté-, delante tienes una o varias personas que puede que te estén mirando, pero que seguramente se estarán escuchando a sí mismos, estarán pendientes de sus preocupaciones, sus intereses y, con gran probabilidad, con sólo mirarte, se habrán forjado una idea de ti que puede que no sea la que a ti te interese que tengan. Si no haces algo, la comunicación se puede complicar de tal modo, que pierdas las muchas o pocas oportunidades que tienes de salir airoso.
En ese momento, le cité los «jueces del primer minuto»:
- El primero valora si eres capaz de captar la atención de todos los que tienes delante, sean los que sean. Si no lo consigues, te arriesgas a perder la oportunidad de engancharles desde el inicio, lo cual puede ser muy peligroso.
- El segundo valora si transmites entusiasmo y convicción desde el primer segundo. Si no lo haces, es posible que los que te escuchan piensen que no te interesa estar ahí, que se «contagien» de tu bajo entusiasmo y que empiecen a sospechar de que lo que vayas a contarles.
- El tercero analiza si les consigues ubicar desde el inicio con objeto de que todos ellos se sitúen ahí donde tú necesitas que lo hagan. Los que tienes delante están dirigiendo sus pensamientos hacia aquello que creen que se está tratando en la comunicación. Si no consigues que todos coincidan en esto, las percepciones que vas a provocar van a complicarte mucho la situación.
- El cuarto evalúa si generas el clima adecuado, es decir, si consigues hacer coherente tu forma de comunicar con el tema que se va a tratar. Un auditorio no suele perdonar a quien no sabe conectar con ellos y a quien no provoca desde el inicio, un ambiente de comunicación coherente con lo que se pretende.
- El quinto comprueba si desde el principio hablas conectando tu mensaje con algo que pueda interesar al auditorio. Si esto no lo haces, no provocarás la necesaria predisposición a seguir escuchándote.
- Otro juez, te dirá si has conseguido ser diferente, es decir, que quienes te escuchan no te vean como han visto a otros comunicadores de forma que no te atribuyan características de otros que puedan perjudicarte.
En el momento en que sentamos esas bases, empezamos a entrenar técnicas que permitieran hacer del primer minuto, una lanzadera para el resto de la comunicación.
Y es que con frecuencia, se pierden oportunidades de empezar bien consiguiendo así perder la oportunidad de continuar mejor.
Aunque el programa «comunica y mueve» está inicialmente ideado para universitarios, se crean grupos como éste en el que algunos profesionales se ponen en contacto con nosotros para organizar una sesión de comunicación. Toda una experiencia.