Cada palabra tiene su tiempo (la columna de hoy 19-12-14)

Su significado no cabría en un diccionario.

ViernesLa frase que encabeza esta columna se la oí decir, en la homilía, a un sacerdote que nos hablaba de la palabra Adviento. Su comentario me impactó e hizo que días después siguiera rondando en mi cabeza.

Ese comentario me ha llevado a reordenar algunas realidades profesionales y, por ello, a darles mayor significado.  Voy a intentar compartirlo contigo.

  • Hablamos de conceptos diferentes a los que nombramos todos con la misma palabra.

En la labor de consultor, interaccionas con multitud de profesionales abordando temáticas de muy diversa naturaleza. Uno de los esfuerzos que esto requiere es garantizar que se utilizan conceptos con el mismo significado. ¡¡Algo sorprendentemente difícil de conseguir al 100%!!

¿Por qué?

Quizá por algo relacionado con lo que dijo aquél sacerdote: Cada palabra tiene su tiempo. Es cierto, el significado de una palabra para cualquier persona, viene determinado por su historia y es ésta la que le da un sentido particular.

Si hablamos de objetivos, desempeño, KPI´s, costes, conflictos, gestión de equipos, habilidades, modelos, herramientas, contribución…, cualquiera de estos términos son interpretados de manera diferente por cada uno de nosotros. Si no destinamos esfuerzo a unificar su significado, podemos terminar hablando cada uno de nuestra idea, pensando erróneamente que compartimos lo mismo.

Algo muy común, al menos, en lo que la experiencia se empeña en recordarme.

PalabraSegún la experiencia de cada uno y la parte de la experiencia de los demás que compartimos, nos enfrentamos a cada palabra de forma diferente. Es un proceso mental que echa mano de nuestros recursos `cognitivos´ para entender lo que ocurre a nuestro alrededor, partiendo de la base de lo que hemos ido almacenando en nuestro cerebro y del valor que le hemos ido concediendo.

  • Hay palabras que ni siquiera llegan a captar nuestra atención. No están asociadas a nada interno o externo que provoque un esfuerzo por nuestra parte para entrar en ellas.
  • Casi todos tendemos a buscar el significado de las palabras con las que interactuamos con los demás. Recurrir a la RAE o a otras fuentes reconocidas, nos permite asegurarnos de que jugamos con significados comunes que entendemos de la misma forma. Pero con esto no basta.
  • Cada palabra tiene su tiempo y es así porque según sea el momento de nuestra propia historia, comprenderemos esos significados de manera diferente. La palabra comunicación puede tener un significado común para ti y para mí, la entendemos de la misma forma, pero la comprendemos de manera distinta en función del valor que ha ido adquiriendo en nuestra historia personal.
  • Según comprendamos la palabra, veremos en ella relaciones con oportunidades o riesgos concretos en nuestra actividad profesional. Si estas relaciones son intensas y claras, la palabra provocará en nosotros una reacción inconsciente dirigida a asumir su importancia y por lo tanto, condicionará nuestra reacción.
  • En la medida de lo anterior, provocado todo ello por nuestra historia, una palabra puede adquirir un efecto movilizador de nuestra conducta.

Cuando tengo la oportunidad de escuchar a algún consultor debatiendo con un grupo de trabajo, pienso en si su esfuerzo va dirigido sólo a conseguir que atiendan y entiendan por igual los conceptos con los que trabajan. Si sólo hace esto, se pierde la oportunidad de aprovechar la historia del grupo de trabajo para convertir los conceptos de piezas no sólo atendidas y entendidas, sino también, comprendidas, asumidas y con la capacidad de movilizar conductas.

Comunicar es jugar con las historias personales que dan o quitan valor a las palabras que utilizamos.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s