Cuando sientas la necesidad de correr, ten claro si lo que deseas es llegar a algún lugar o escapar de tu realidad
Es frecuente encontrar reflexiones que nos invitan a no parar, a mantener viva una intención de constante mejora y a perseverar en el esfuerzo resistiendo las dificultades y conflictos que se nos van presentando en nuestro camino.
Es una reflexión que si bien pienso que es válida e importante, creo que se le está dando un trasfondo peligroso.
Es cierto que una persona sin inquietudes, es una persona que vive sin crear valor ni a sí mismo ni a los que le rodean. Por ello, cualquier reflexión que invite a mover la necesidad de “inquietud”, es buena en sí misma porque lo que está haciendo es “desempolvar” la necesidad humana de avanzar.
Pero ese avance no siempre está en un horizonte que nos marcamos y al que queremos llegar. Sino que en ocasiones, ese avance es más interior, más personal, más orientado a “digerir” la vida que vamos viviendo.
Ahí está el “trasfondo peligroso” al que me refiero. La sociedad actual, con su premura en ir demostrando que se avanza social y profesionalmente, acalla uno de los grandes focos de necesario esfuerzo: nosotros mismos.
Muévete para no morir, pero muévete tanto hacia fuera como hacia dentro.
Date un tiempo para pensar en lo que estás viviendo, en lo que haces, en lo que te ocurre. Ponlo en el espejo de tus valores y en el de los valores de quienes te rodean.
De alguna forma, le estoy dando cierto protagonismo a la frase en la que se afirma que el éxito no siempre está en la cima de la montaña.
Cuando uno se pone a reflexionar sobre una frase, no viene mal tener un sitio cómodo y una copa al lado por si acaso…
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Me encanta tu primera frase: «Cuando sientas la necesidad de correr, ten claro si lo que deseas es llegar a algún lugar o escapar de tu realidad».
Muy acertada para saber distinguir cuando te mueves hacia una nueva etapa por motivos naturales y querer progresar y cuando huyes de una situación/ problema por miedo a enfrentarte a ello.
Un abrazo.
ÁSJ
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Una reflexión para destinarle tiempo.
Gracias
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…y revolviendo el caso, volcándolo al revés…es decir, si desde dentro se poseen demasiadas inquietudes y expectativas que al salir a la realidad exterior quedan difuminadas…¿qué ha de ocurrir?…¿acaso podemos controlar la ausencia de paraíso profesional en el que se mueve la mayoría de los que hemos perdido el sitio y la causa por estar en él?…¿qué hacer, pues, con esa montaña de intenciones que únicamente son eso…intenciones paganas que la brutalidad del mercado destruye con autoridad inquisitorial?. Cierto, el horizonte no está donde normalmente lo marcamos, y quien sabe si alguna vez lo dejáramos atrás o nos desviáramos, pero ¿no es peor aún pensar que el horizonte permanece como tal, mientras los ausentes hemos dejado de buscarlo…y por lo que subir a la cima ya no tiene tanto valor? …(claro que no ha lugar esta ecuación con dos variables, sin una constante estable)
Incansablemente, se lucha cada día por esa peligrosa falta de auto-convencimiento en tocar el hilo de una meta, y con denuedo perdemos esa causalidad, sin obviar que una vez tuvimos inquietudes profesionales y personales de querer avanzar. Y tienes razón en digerir la vida, lo que ocurre es que la vida nos devora y en esas estamos, antes de emprender algo, hay que recuperar nuestra propia brújula para recuperarnos de este sopor profesional al que estamos siendo sometidos los que desde dentro somos engordados por el pienso artificial de nuestras propias expectativas..
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Hay muchos de esos por ahí…, y por otro montón de sitios!!
Lo de «filósofo» me pone la piel de gallina!!
Gracias y un abrazo
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Qué gran verdad, eres un filósofo no un consultor.
Bajando a un plano más prosaico, y por si te sirve, éste es un tema muy en boga en Boadilla: “los cinemáticos” aquellos que se ponen a hacer y a hacer sin tener claro el objetivo de negocio que se persigue…..
Un abrazo
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