Si nos sorprende que alguien haga las cosas como deben hacerse, es que tenemos un grave problema

Leí en algún momento de este año un artículo que decía que había que premiar determinados comportamientos porque hablaban bien de quien los hacía. Ponía ejemplos tipo:

• Ofrecer el asiento en un autobús o metro
• Abrir la puerta dejando pasar a otras personas
• Comer con los dos brazos encima de la mesa sin ocultar uno de ellos bajo el mantel
• Dar las gracias cuando te ceden el paso
• Saludar al entrar en un establecimiento
• Llevar un detalle cuando te invitan a comer unos amigos
• Ayudar a cruzar la calle a una persona impedida
• …

¿¿¡¡Tan poco frecuente es esto que hay que premiarlo!!??

No, si no me opongo a que se reconozca que son buenos comportamientos, pero cuando esto nos sorprende, es que esa lista podría tener el título de “comportamientos que no son frecuentes en nuestra sociedad” y eso es sí es algo “merecedor de premio”.

Antes, los padres daban un pescozón por no ceder el paso a una persona mayor. Ahora, en el mejor de los casos, felicitan al hijo por haber hecho el esfuerzo de ceder “su” paso a otra persona.

Dicen que los comportamientos son el espejo del actuar futuro de las personas. Si esto es así, esa lista de “comportamientos ausentes” nos está hablando no sólo de lo que ocurre a nivel social, sino también a nivel profesional y a nivel familiar.

Interesante reto el que tenemos por delante.