1.- Digo sí, pero luego…

¿Te has dado cuenta Barquero? El porcentaje mayor se lo lleva la preocupación porque las personas dicen que sí en un inicio y, sin embargo, luego no cumplen con ese compromiso. Qué falta de responsabilidad, ¿no?

No te precipites. Lo fácil es pensar que en estas situaciones el «malo» es quien dice sí y luego no hace, pero te sorprendería saber que en un porcentaje muy significativo de casos, el problema viene realmente de quien está pidiendo el sí.

¿Estás sugiriendo que quien no cumple puede no tener la culpa? ¡Me sorprende que seas tú quien diga esto, Barquero!

Vuelves a precipitarte. La culpa, como tú dices, por supuesto que está en quien asumiendo una responsabilidad luego no la atiende, pero no sólo está ahí la culpa, preferiría hablar de «causa» más que de culpa, sino que con mucha frecuencia también está en quien pide el sí. De hecho, cuando pides el sí debes saber qué pretendes conseguir con el compromiso de esa persona, qué es realmente lo que pides, a quién se lo estás pidiendo y en qué escenario va a tener que materializarse ese sí. Tu responsabilidad es garantizar el resultado de ese compromiso por lo que eres tan o más responsable que la persona que debe hacerlo realidad.

Vaya, ¿no estás complicando en exceso algo que es muy simple?

Las relaciones entre personas jamás son simples. Si trabajas pensando que lo son, me temo que quien las complica eres tú.

¿Qué propones que hagamos? Las personas que te siguen en este blog te han lanzado una preocupación y no puedes fallarles.

Mira el esquema que os incluyo en este página. Quizás sea bueno que destinemos más de una entrada a este tema.

Supongo que en el esquema estás incluyendo algunos de los elementos que condicionan el compromiso. Por lo que veo, no es lo mismo la intención (cuando dicen «sí») que la realización (cuando hacen realidad el «sí»). Por otra parte, en el esquema se incluye el perfil de quien debe comprometerse como elemento esencial, el escenario en el que éste debe actuar y el resultado que debe provocar el compromiso.

Así es. Y todos estos factores deben ser tenidos en cuenta cuando tienes a alguien que «te falla». Es posible que él sea el «culpable», pero tambien lo es el que no hayas condicionado un «sí» de forma adecuada.

¿Qué te parece si dejamos que quienes te siguen el blog, opinien sobre esto?

Me parece lo más prudente.

5 comentarios en “1.- Digo sí, pero luego…

  1. No hay varitas mágicas pero sí una realidad: los mejores profesionales son los que dedican tiempo y esfuerzo a reflexionar sobre lo que hacen.
    Al fin y al cabo, éso es lo que estamos haciendo a través de este blog. Compartimos y confrontamos ideas. Destinamos tiempo a discutir sobre temas del día a día. No se trata de querer tener la razón, sino de tener la inquietud por destinar unos minutos a valorar si lo que hacemos podemos hacerlo con menor coste, con mayor eficacia…
    Y, Gerardo, tiempo para eso, ¡siempre hay!

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  2. Lo mismo que un jefe exige a su colaborador, que se responsabilice de lo que tiene que conseguir, se le debe exigir al jefe que consiga la mayor contribución posible de su colaborador.
    Si el jefe no interviene en aquello que está condicionando la contribución y se limita a recordar «¡tienes que hacer, por lo tanto, hazlo!», mucho me temo que está desatendiendo a su responsabilidad como jefe.
    Ser jefe es muy complejo, todos lo sabemos, pero nuestro afán por simplificar o por dar por hecho determinadas cuestiones puede llevarnos a ejercer inadecuadamente nuestra responsabilidad

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  3. Gerardo

    Todo esto que dices está muy bien, pero creo que es materia más bien de los que se dedican a estudiar que de los que tenemos que gestionar personas. La realidad es muy sencilla: Si tienes un puesto de trabajo, responsabilízate y déjate de tonterías

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